—¿A qué viene esa pregunta?
—La magia es algo abstracto –trató de
explicar mi amigo–. Es un concepto que implica cambios tanto en la materia como
en la energía. Los mortales creéis que solo provoca cambios visibles, cuando
por una u otra razón decidís creer que es cierto que hay una fuerza superior a
la de la inteligencia humana, pero eso no es del todo cierto. Todo está
relacionado con la magia, porque la verdadera esencia de la magia reside en la
energía. Y el “principio de conservación de la energía” dice que <<la
energía ni se crea ni se destruye; solo se transforma>>. Por lo tanto, es
imposible destruir la magia, pero esta puede cambiarlo todo. Por ejemplo, yo
tengo un don. –Agudicé el oído cuando le escuché decir eso–. Mi don consiste en
percibir los sentimientos de todo el que esté a mi alrededor. Aunque tú no
sepas lo que sientes por ella, yo sí lo sé. Y algo del abstracto que la
mantiene viva ha comenzado a anclarse en ti.
Me
dejé caer, apenada. Ty estaba cambiando su naturaleza por mi culpa.
—¿Eso que significa? –preguntó mi
amigo, curioso.
—De momento es posible que nada, pero
también es posible que Sophie se esté convirtiendo en tu faan.
—¿Mi faan?
—Un faan es…
No
pude escuchar más y bajé de inmediato, completando yo misma la frase.
—Un faan es tu Maestro y tu
fuente abstracta. El sunfaan, tú si seguimos la locura que se le pasa a
este por la cabeza –Señalé a mi amigo, que sonreía–, es un mortal que, de
alguna manera, ha comenzado a alojar magia en su interior. El motivo, cuando es
de verdad un sunfaan, es una relación especial con un mago, que se
convierte automáticamente en su faan. La magia que pasa a formar parte
del sunfaan es la propia magia del otro, del mago, que transmite su
magia de manera inconsciente. Normalmente, un sunfaan avanzado es
reconocido porque el color de sus ojos ha cambiado de su color original a uno
más translúcido, parecido al color de los ojos de Brian, o de los míos, pero
sin tener el brillo especial que los hace mágicos.
Me perdí en los recuerdos sobre las historias
de los faan que me habían contado en la escuela, y en aquellas parejas
que había encontrado en mi camino como inmortal. La relación faanítica
entre seres mágicos y mortales es bella y terrible, brillante y sutil, amable y
dura, fría y cálida. Única. Esa relación lo es todo. Significa alcanzar el
mayor grado de acercamiento que jamás podrías alcanzar con nadie. Si de verdad
era eso lo que yo estaba compartiendo con Ty, ambos pasaríamos a formar parte
de la corta lista de la treintena de faans y sunfaans del mundo.
—…Y por eso debemos detener a las
criaturas de la noche antes de que sea tarde –terminó Brian, y giré la cabeza
hacia ellos automáticamente.
—Vale, ya lo pillo. ¿Y por qué no
puedo ayudar? Quiero decir… ¿Puedo ayudar?
—Sí, sí puedes –contesté antes de que
Brian hablase–. Yo te enseñaré. B, encárgate del maestro Arcado.
Cogí
de la mano al rubio y me lo llevé escaleras arriba mientras mi otro amigo
sacaba el móvil. Entonces, arriba de las escaleras, comenzó a sonar una canción
de Linkin Park que no supe identificar.
—Perdón –murmuró Ty, y sacó el móvil
del bolsillo. Lo cogió y estuvo un rato hablando con alguien que me pareció
entenderle que era Luke, y luego le colgó y me miró con una sonrisa de
disculpa.
—No, tranquilo. ¿Luke?
—Sí, estaba emocionado por hablarme
de su última conquista. Bueno, ¿qué me vas a enseñar?
Ahí
estaba otra vez su arrebatadora media sonrisa. Sonreí a mi vez y le precedí
camino a la biblioteca:
—Voy a enseñarte los principios de la
magia.
Saqué
el libro más básico sobre magia que tenía y se lo tendí a Ty, que me observaba
sacar libros de las estanterías tumbado boca arriba en el suelo, con las manos
detrás de la cabeza. Como no lo cogió, lo dejé caer sobre su estómago y cogí
uno para entretenerme mientras él se quejaba de dolor y lo giraba para leer la
portada.
— “Introducción a la magia para torpes
y/o principiantes”, por Laura McGleen. Ah. Parece interesante.
Me
dejé caer en el suelo con una carcajada y abrí mi propio libro, una antigua
novela negra, a la espera de su primera duda. Lo que no me esperé era que fuese
en la primera página.
—¿“Siempre tiene la razón el mago
combatiente mayor o más probado, siendo en caso contrario cuando este mismo
haya sido el menor en el momento de su comienzo y para el resto”? ¿Qué se
supone que significa eso?
Suspiré
y cerré el libro sin apenas haber leído una línea.
—Significa que estás leyendo uno de
los principios de la magia. Tienes que hacer caso al más experimentado (siempre
que sea un combate leal, no una lucha) o al más mayor, siendo en caso
contrario, es decir, siendo al revés…
—Eso ya lo había pillado, graciosilla.
—Por si acaso. Eh… <<siendo en
caso contrario cuando este mismo…>>. Vale. Eso quiere decir que, cuando
el más experimentado sea, por el contrario, menor que el lector (tú), en cuyo
caso el resto del libro servirá para orientar a tu alumno en el correcto uso de
la magia, y como base para tus clases. O sea, resumiendo, que tienes que leer
el libro porque yo, que soy más mayor y más experimentada, lo digo así, y yo
quiero lo mejor para ti, no te quiero muerto, así que has de hacerme caso. Pero
solo si quieres. Si prefieres que te enseñe otro, avisa.
—No, yo no he dicho eso. Vale, creo
que ya lo entiendo.
—Pues sigue leyendo, rubiales. –Al
escuchar esto, su sonrisita se ensanchó–. No tenemos todo el tiempo del mundo,
¿sabes?
—Está bien, está bien –aceptó arrastrando
las sílabas y volviendo a tumbarse, con el libro abierto sobre la cabeza,
sujetado por las manos.
Yo
sonreí y recogí mi libro para seguir leyendo.
Cuando
ya llevaba unos cuantos capítulos, y la cosa se estaba poniendo interesante,
sonó un móvil. Pero esta vez no era Ty. Esta vez era la voz de Fools Garden; mi
móvil.
—¿Diga?
—Soy el Maestro Arcado, Sophia.
—Buenas tardes, Maestro –contesté
educadamente–. ¿Qué desea?
—Necesito que me confirmes el grado 2
de tu casa. ¿Es cierto que se ha producido una relación faanítica
contigo y un mortal? –quiso cerciorarse.
—Sí. O, al menos, eso creo. Se llama
Tyler Boods. Tiene 17 años, como yo, y es mi amigo desde que llegué aquí.
—Sí, Brian me ha comentado algo así.
Y también me ha dicho que estás enseñándole magia.
—Es mi sunfaan, Maestro –repliqué–.
Creo que es normal que trate de ayudarle y orientarle en su camino.
—De acuerdo, Sophia –se rindió–. Lo
dejo en tus manos. No falles.
Y,
tras estas palabras, colgó. Suspiré y vi cómo Ty me miraba fijamente.
—Era mi Maestro. Trataba de
cerciorarse de que existía una relación faanítica entre nosotros dos.
—¿Y existe?
—Sí, creo que sí. Vale –añadí al ver
que había cerrado el libro–. Vamos a ver qué has aprendido.
Me
levanté y lo levanté a él. Tras eso, alcé un brazo y, tras coger la suya,
chasqueé los dedos de la mano libre. Al instante, mi biblioteca desapareció
para dar paso a la sala de entrenamiento que todo mago está obligado a tener en
su vivienda habitual.
—Guau –exclamó Ty–. ¿Yo también puedo
hacer eso?
—Aquí no. Es mi sala de
entrenamiento. Pero, de todas formas, comenzaremos por algo más sencillo.
Empecé
enseñándole conjuros defensivos, como escudos y cúpulas, pero acabé por
enseñarle algún que otro de ataque porque no me fiaba de mi infalibilidad. Al
menos, él tendría un modo de cubrirse las espaldas. Cuando derribó mi barrera y
le hizo un agujero a la pared (que me encargué de arreglar) decidí que era
suficiente.
—¡No! –se quejó–. Ahora que me estaba
gustando esto.
—Sí, claro. Cuando no me rebanas la
cabeza por centímetros es divertido, ¿no? Pues que te quede claro que aquí la
profe soy yo.
Sonreímos
a la vez y mi argumento perdió fuerza.
—Venga, vamos abajo. Brian tiene que
estar al caer, y tenemos que ver qué podemos hacer con las sombras.
¡¡¡¡¡¡¡TOCAYA DE MI ALMA!!!!!!!!
ResponderEliminar¿Evanescence? ¿Besa? ¿My Inmortal? ¡¡¡¡¡No podías haberlo hecho mejor!!!!!
Por Bob Esponja, ¡lo adoro! Espero el siguiente con MUCHAS, MUCHAS ganas.
¡Te quiero, eres la mejor!
jajajajaaj, sabía que os iba a gustar. Lo pensé en el momento en que colé ahí la canción la primera vez, y Besa me dijo algo así como : "he muerto". Supe qeu era para ella, y quería hacerle mi pequeño homenaje a esa gran chica xDD
ResponderEliminarGracias, peque,
Yo también te quiero.